Venser Josigk, cazador de magos

Nombre: Venser

Apellido: Josigk

Edad: 24

Raza: Humano

Origen: Denerim

Apariencia: Venser es un joven esbelto y alto, de complexión media más fibroso que musculado. Posee un porte elegante que desencadena en pasos firmes y armoniosos, perfectamente coordinados entre sí, que le aportan soltura y cierta gracia para ser un guerrero. Tiene el cabello corto y de un castaño claro, además de una barba no demasiado abundante que no le llega a cerrar nunca.
Sus rasgos faciales están bien definidos, caracterizados por una nariz pequeña y recta, ligeramente respingona en la punta; y una mandíbula firme que matiza una boca amplia y abundante. Sus ojos, pequeños y oscuros denotan cierto aire inquisitivo, perspicaz; de una persona inquieta y astuta.
Acostumbra a vestir con las ropas de monje de los templarios, de los que no forma parte aún; pero es más común verlo con ropajes de cuero curtido.



Psique: Venser es un hombre despierto y con muchas inquietudes, de palabra fácil y modales encantadores siempre bajo el más estricto aire militar; pese a todo, podría resultar un terrible embaucador. Para él hay verdades absolutas que ha aprendido durante sus largos años bajo la tutela de la Capilla; verdades que lo sustentan como la creencia en su deber y la fe en el Hacedor.
No obstante, está en una etapa confusa y llena de dudas. Siente pavor ante la idea de perder la razón por el lirio, dejar de ser consciente de si mismo y pasar a ser un hombre balbuceante que murmura incoherencias. No quiere que todo su esfuerzo caiga en un saco roto. Venser se siente contrariado consigo mismo: sabe que no sería capaz de hacer otra cosa porque el entrenamiento como templario y su vida en la Capilla es todo lo que conoce; pero teme pagar un alto precio por ello.
Sin embargo, es algo que no tiende a mostrar abiertamente. Es fácil verlo con expresión sonriente y ligeramente altiva cuando camina; posee un aire despreocupado y aunque le gusta aparentar ser un despistado, no lo es.

Historia: Venser nació en un cuchitril en alguno de los innumerables callejones de Denerim, ahogado por el calor de la lumbre. Su madre, una de las chicas de la Perla lo parió lejos del burdel para entregarlo casi al instante a una de las hermanas de la Capilla. Así pues, aunque parecía abocado a una tristeza perpetua, conforme fue creciendo Venser no pareció ir prestando la más mínima atención al primer capítulo de su vida.
Al cumplir seis veranos desde su nacimiento, las hermanas lo entregaron al caballero comandante de los templarios en Denerim para que lo educasen como un futuro cazador de magos. Al joven Venser pareció caerle una bendición sobre su cabecita castaña; su curiosidad innata, un temple tranquilo y carismático, además de una buena dosis de ingenio, le sirvieron no sólo para ganarse el favor de todos sus instructores como además traerle un sinfín de problemas. Jamás se vio asediado por las dudas sobre su nacimiento gracias a las continuas e inflexibles lecciones de los instructores, pero siempre tuvo ese resquemor que lo asaltaba en los momentos más apacibles.
Con el tiempo, se convirtió en uno de los acólitos más prometedores; era diestro con las armas, poseía versatilidad para urdir estrategias y nada parecía afectarle lo suficiente como para quebrar su voluntad. Sin embargo, conforme más se acerca el día, más dudas está comenzando a sentir. Venser no sabe como funciona el mundo lejos de la Capilla salvo por rumores fantasiosos de los otros chicos; no sabe qué le supondrá ser templario ni que sacrificios deberá hacer. Durante mucho tiempo ha visto como los templarios más veteranos iban cayendo lentamente bajo el influjo del lirio y las frustraciones socavadas durante años y años de leal servicio al Hacedor: demencia y pesar. Venser no sabe si es el futuro que realmente desea.

Posesiones: una espada larga y un escudo de madera con remaches de acero, una túnica de acólito y prendas de cuero curtido que emplea para los entrenamientos. Nada más.

Clase/Concepto: guerrero/cazador de magos

Habilidades: destreza moderada con espada y escudo; grandes dotes para la detección de magia y antimagia; conocimientos en estrategia y tratamiento de heridas.