Erienne Veanna, darleshana de ciudad
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Erienne Veanna, darleshana de ciudad
Nombre: Erienne
Apellido: Veanna
Edad: 23
Raza: Elfa Dalishana
Origen: Denerim
Apariencia: Es una mujer alta, esbelta como toda elfa. Tiene siempre una mirada de superioridad, confiada en si misma. Tiene siempre el pelo recogido para que no se el enganche en mitad de un combate o cuando escapa .
Sus ojos son de color verde y siempre lleva la misma armadura que vemos, ya que tiene motivos de naturaleza. El gato de la imagen siempre va con ella:
Psique: Erienne no es como los otros elfos, ni tampoco como los humanos, pues no ha llegado a criarse completamente con ninguno. En cuanto al ámbito elfico sigue siendo soberbia, pretenciosa, orgullosa. En cuanto a lo humano, bueno, no tiene mucho de ellos, quizás el poder razonar como uno, llegan a comprenderlos y no sentir tanto odio hacia ellos, sabe como conllevarse. Normalmente no tiene pelos en la lengua para decir lo que piensa, quizás con los elfos guarde algo más su palabrería.
Arraigada a sus raíces elficas y a la naturaleza. Le gustan las fiestas, el buen vino, la cerveza, y los juegos de cartas y malabarismos. Es una maestra en obtener información y en el robo con el juego de manos. Se conoce muy bien las ciudades por las que pasa, se sabe desenvolver por ellas y callejear.
Sensual, provocativa, ágil y ladronzuela serian los adjetivos que más remarcan su personalidad.
Historia: Era luna nueva cuando Erienne vino al mundo en una tribu dalishana nómada. Fue la tercera en nacer, sus hermanos mayores eran varones y ya tenían permiso para cazar.
Como a todos los niños recién nacidos de esta tribu se les regalaba a los niños recién nacidos un arco largo, para que aprendiesen a utilizarlo y a manejarlo, ha hacerlo suyo y a acostumbrarse a su estructura.
Durante mucho tiempo fue la más pequeña de la civilización, el lugar donde estaban asentados poco a poco se estaba degradando por obtener víveres del lugar. Los animales sabían que por allí peligraban y podían ser cazados, así que decidieron asentarse más allá de las montañas Espalda Helada.
Hasta poco más de los 10 años su madre le enseñaba la escritura elfica, y su padre el manejo de pequeñas armas, ya que como todos los elfos, no se caracterizaba por su fuerza bruta, si no por su destreza y agilidad. Así pues aprendió a manejar cuchillos, dagas, puñales, cimitarras, estoques y espadas cortas aparte de las espadas elficas.
Viajando por las montañas con todo el campamento a cuestas, la pequeña Erienne se despistó por unos momentos, como siempre intentaba de decorar su arco con motivos naturales, le colgaba pequeñas ramas, hojas y flores esparcidas a lo largo de la madera.
Buscó y buscó por los caminos, pero ya era demasiado tarde, se había perdido y esperaría a que fuese encontrada, a pesar de que no sabía volver al camino principal. Estuvo días esperándoles, alimentándose de pequeños frutos que se encontraban a la vista del camino por si llegasen a aparecer.
Una sensación de calidez le invadió el cuerpo, abrió los ojos, se había quedado dormida en el lateral del mismo camino. Una felina, bastante grande, se había acurrucado junto a ella y sus crías jugueteaban encima de ella. Aquella camada la había recibido como una hermana más. Durante un tiempo se alimentó de los mismos víveres que estos animales, la madre cazaba para todas las crías y eso desarrolló un instinto animal dentro de ella. Eran dos maneras muy distintas, y a la vez tan parecida, el como cazaban sus hermanos elfos y el como cazaban sus hermanos felinos.
Unos cuantos años más tarde un enano mercader pasaba por la zona, vio a esa “pobre criatura” elfica convertida en una salvaje, y decidió adoptarla. Pero ella no se logró desprender de su camada, y en un arrebato forcejeando con el enano cogió a uno de sus hermanos y fue raptada adentro de la carreta.
Al menos ahora no estaba sola, siempre le acompañaba su joven hermano, Koran. Orzammar era una gigantesca ciudad, fue allí donde se criaría los próximos años, aunque siempre estuvo incomoda con tantos humanos cerca. El enano Oroktar, el mismo que la acogió, le proporciono un techo y comida, además de enseñarle el oficio de tallar. Pero se negaba a aprender aquello, ya que no era de su naturaleza, aparte de enseñarle a combatir con armas más pesadas, cosa que fue inútil.
Pero no todo es como parecía, cuando Oroktar no pudo mantener a la joven elfa decidió enviarla a la elfería de Denerim en uno de sus viajes como mercante.
De nuevo se sentía abandonada, esta vez con más razón. No es que guarde buenos recuerdos de la ciudad de los enanos, los paso mejores cuando se sentía en contacto con la naturaleza, tanto con los elfos como con los felinos.
Desde que estuvo allí tuvo que labrarse la vida de maneras muy rastreras, pero todos los elfos del lugar prácticamente se dedicaban al hurto o a la calle. Primeramente probó a robar, a los ciudadanos más mediocres ya que los nobles siempre iban respaldados, mas vio sus intentos frustrados al ver que todo su duro esfuerzo no se viese recompensado, así que probó con la calle. Se dedicó a la prostitución, o al menos también lo intentó. En su primera noche fue contratada por un joven muchacho, bastante adinerado pero sin llegar a ser un noble. En un arrebato por intentar conseguir más dinero del que le ofrecían (y más que pagaban por ella al saber que era virgen), el joven quedó inconsciente al noquearse contra un mueble, fue entonces cuando le robó todo lo que poseía.
Desde entonces empezó a timar a la gente de esta manera, hasta que finalmente una cofradía de picaros le ofreció unirse, trato que aceptó sin dudarlo. Vivía en las calles, en edificios en ruinas y se llevaba a la boca poco más que una comida, ya que lo compartía con Koran, su felino compañero y hermano. Pero al menos no le faltaba comida, y siempre podría deleitarse con un vino o cerveza en su cofradía.
Se hizo famosa en muy poco tiempo, más que ella, su habilidad. Ya que todos los grandes hurtos que hacía lo firmaba con un dibujo. Un antifaz, con mitad de éste sombreado y tres círculos pintados del mismo color en el otro lateral. Dos cintas que caían de los laterales y tres plumas junto con una luna en la parte no sombreada.
Poco tiempo más tarde la cofradía fue creciendo, y esto tuvo una grave consecuencia. La guardia descubrió el escondite donde todos almacenaban sus riquezas y donde vivían muchos de ellos. La cofradía termino por disolverse y Erienne comenzó de nuevo a trabajar ella sola, aunque ahora tenía más amigos a los que podría pedir ayuda.
Al menos ahora poseía un don, el hurto, el juego de manos, el timar con pequeños trucos y juegos, la diplomacia, la elegancia y la persuasión para conseguir información. Es cierto que muchas de sus habilidades de la daga y armas a mano se le habían visto oxidadas. Además de una gran agilidad y destreza, con lo que consiguió escapar más de una vez de la guardia.
Siempre quiere superarse con cada reto, y busca algo nuevo. Es una persona curiosa. Aunque no es ni elfa, ni humana. No poseía el carácter típico de elfos puesto no se ha criado con ellos, ni tampoco de humanos, sus raíces elficas sigue odiándolos por usarlos como esclavos.
Posesiones: armadura de cuero endurecido de colores verdes oscuros, capa oscura que cubre gran parte la cabeza dejando su rostro en la penumbra, arco largo y carcaj con 20 flechas, Una cimitarra y una daga; lleva consigo somníferos y venenos. Aparte de una ganzúa.
Clase: pícaro
Habilidades: Erienne fue anteriormente muy diestra en el combate con armas poco pesadas (espadas cortas, dagas, cimitarras), y también aprendió a cazar con arco. Aunque sus habilidades se le han visto oxidadas con el paso del tiempo a logrado aprender métodos de persuasión (obteniendo información o robando) y también gran diplomática. Sabe desenvolverse como todo un pícaro de ciudad (abrir cerraduras, cofres, etc.)
General: La pequeña casa en ruinas donde vive ahora cerca de Denerim es también la casa del felino que siempre va con ella. A excepción de cuando entre en una ciudad, que siempre lo deja campar a sus anchas por el bosque de los alrededores. Es un felino muy inteligente con lo que no se acerca a humanos ni a ciudades donde sabe que lo echarán a lanzas y espadas. Tampoco es territorial, con lo que, si hay un animal mas fuerte y grande que él no usara su fuerza bruta. Únicamente acompaña a Erienne en los viajes y expediciones largas, y la ayuda en algunos combates contra bandidos o a explorar el terreno.
Apellido: Veanna
Edad: 23
Raza: Elfa Dalishana
Origen: Denerim
Apariencia: Es una mujer alta, esbelta como toda elfa. Tiene siempre una mirada de superioridad, confiada en si misma. Tiene siempre el pelo recogido para que no se el enganche en mitad de un combate o cuando escapa .
Sus ojos son de color verde y siempre lleva la misma armadura que vemos, ya que tiene motivos de naturaleza. El gato de la imagen siempre va con ella:
Psique: Erienne no es como los otros elfos, ni tampoco como los humanos, pues no ha llegado a criarse completamente con ninguno. En cuanto al ámbito elfico sigue siendo soberbia, pretenciosa, orgullosa. En cuanto a lo humano, bueno, no tiene mucho de ellos, quizás el poder razonar como uno, llegan a comprenderlos y no sentir tanto odio hacia ellos, sabe como conllevarse. Normalmente no tiene pelos en la lengua para decir lo que piensa, quizás con los elfos guarde algo más su palabrería.
Arraigada a sus raíces elficas y a la naturaleza. Le gustan las fiestas, el buen vino, la cerveza, y los juegos de cartas y malabarismos. Es una maestra en obtener información y en el robo con el juego de manos. Se conoce muy bien las ciudades por las que pasa, se sabe desenvolver por ellas y callejear.
Sensual, provocativa, ágil y ladronzuela serian los adjetivos que más remarcan su personalidad.
Historia: Era luna nueva cuando Erienne vino al mundo en una tribu dalishana nómada. Fue la tercera en nacer, sus hermanos mayores eran varones y ya tenían permiso para cazar.
Como a todos los niños recién nacidos de esta tribu se les regalaba a los niños recién nacidos un arco largo, para que aprendiesen a utilizarlo y a manejarlo, ha hacerlo suyo y a acostumbrarse a su estructura.
Durante mucho tiempo fue la más pequeña de la civilización, el lugar donde estaban asentados poco a poco se estaba degradando por obtener víveres del lugar. Los animales sabían que por allí peligraban y podían ser cazados, así que decidieron asentarse más allá de las montañas Espalda Helada.
Hasta poco más de los 10 años su madre le enseñaba la escritura elfica, y su padre el manejo de pequeñas armas, ya que como todos los elfos, no se caracterizaba por su fuerza bruta, si no por su destreza y agilidad. Así pues aprendió a manejar cuchillos, dagas, puñales, cimitarras, estoques y espadas cortas aparte de las espadas elficas.
Viajando por las montañas con todo el campamento a cuestas, la pequeña Erienne se despistó por unos momentos, como siempre intentaba de decorar su arco con motivos naturales, le colgaba pequeñas ramas, hojas y flores esparcidas a lo largo de la madera.
Buscó y buscó por los caminos, pero ya era demasiado tarde, se había perdido y esperaría a que fuese encontrada, a pesar de que no sabía volver al camino principal. Estuvo días esperándoles, alimentándose de pequeños frutos que se encontraban a la vista del camino por si llegasen a aparecer.
Una sensación de calidez le invadió el cuerpo, abrió los ojos, se había quedado dormida en el lateral del mismo camino. Una felina, bastante grande, se había acurrucado junto a ella y sus crías jugueteaban encima de ella. Aquella camada la había recibido como una hermana más. Durante un tiempo se alimentó de los mismos víveres que estos animales, la madre cazaba para todas las crías y eso desarrolló un instinto animal dentro de ella. Eran dos maneras muy distintas, y a la vez tan parecida, el como cazaban sus hermanos elfos y el como cazaban sus hermanos felinos.
Unos cuantos años más tarde un enano mercader pasaba por la zona, vio a esa “pobre criatura” elfica convertida en una salvaje, y decidió adoptarla. Pero ella no se logró desprender de su camada, y en un arrebato forcejeando con el enano cogió a uno de sus hermanos y fue raptada adentro de la carreta.
Al menos ahora no estaba sola, siempre le acompañaba su joven hermano, Koran. Orzammar era una gigantesca ciudad, fue allí donde se criaría los próximos años, aunque siempre estuvo incomoda con tantos humanos cerca. El enano Oroktar, el mismo que la acogió, le proporciono un techo y comida, además de enseñarle el oficio de tallar. Pero se negaba a aprender aquello, ya que no era de su naturaleza, aparte de enseñarle a combatir con armas más pesadas, cosa que fue inútil.
Pero no todo es como parecía, cuando Oroktar no pudo mantener a la joven elfa decidió enviarla a la elfería de Denerim en uno de sus viajes como mercante.
De nuevo se sentía abandonada, esta vez con más razón. No es que guarde buenos recuerdos de la ciudad de los enanos, los paso mejores cuando se sentía en contacto con la naturaleza, tanto con los elfos como con los felinos.
Desde que estuvo allí tuvo que labrarse la vida de maneras muy rastreras, pero todos los elfos del lugar prácticamente se dedicaban al hurto o a la calle. Primeramente probó a robar, a los ciudadanos más mediocres ya que los nobles siempre iban respaldados, mas vio sus intentos frustrados al ver que todo su duro esfuerzo no se viese recompensado, así que probó con la calle. Se dedicó a la prostitución, o al menos también lo intentó. En su primera noche fue contratada por un joven muchacho, bastante adinerado pero sin llegar a ser un noble. En un arrebato por intentar conseguir más dinero del que le ofrecían (y más que pagaban por ella al saber que era virgen), el joven quedó inconsciente al noquearse contra un mueble, fue entonces cuando le robó todo lo que poseía.
Desde entonces empezó a timar a la gente de esta manera, hasta que finalmente una cofradía de picaros le ofreció unirse, trato que aceptó sin dudarlo. Vivía en las calles, en edificios en ruinas y se llevaba a la boca poco más que una comida, ya que lo compartía con Koran, su felino compañero y hermano. Pero al menos no le faltaba comida, y siempre podría deleitarse con un vino o cerveza en su cofradía.
Se hizo famosa en muy poco tiempo, más que ella, su habilidad. Ya que todos los grandes hurtos que hacía lo firmaba con un dibujo. Un antifaz, con mitad de éste sombreado y tres círculos pintados del mismo color en el otro lateral. Dos cintas que caían de los laterales y tres plumas junto con una luna en la parte no sombreada.
Poco tiempo más tarde la cofradía fue creciendo, y esto tuvo una grave consecuencia. La guardia descubrió el escondite donde todos almacenaban sus riquezas y donde vivían muchos de ellos. La cofradía termino por disolverse y Erienne comenzó de nuevo a trabajar ella sola, aunque ahora tenía más amigos a los que podría pedir ayuda.
Al menos ahora poseía un don, el hurto, el juego de manos, el timar con pequeños trucos y juegos, la diplomacia, la elegancia y la persuasión para conseguir información. Es cierto que muchas de sus habilidades de la daga y armas a mano se le habían visto oxidadas. Además de una gran agilidad y destreza, con lo que consiguió escapar más de una vez de la guardia.
Siempre quiere superarse con cada reto, y busca algo nuevo. Es una persona curiosa. Aunque no es ni elfa, ni humana. No poseía el carácter típico de elfos puesto no se ha criado con ellos, ni tampoco de humanos, sus raíces elficas sigue odiándolos por usarlos como esclavos.
Posesiones: armadura de cuero endurecido de colores verdes oscuros, capa oscura que cubre gran parte la cabeza dejando su rostro en la penumbra, arco largo y carcaj con 20 flechas, Una cimitarra y una daga; lleva consigo somníferos y venenos. Aparte de una ganzúa.
Clase: pícaro
Habilidades: Erienne fue anteriormente muy diestra en el combate con armas poco pesadas (espadas cortas, dagas, cimitarras), y también aprendió a cazar con arco. Aunque sus habilidades se le han visto oxidadas con el paso del tiempo a logrado aprender métodos de persuasión (obteniendo información o robando) y también gran diplomática. Sabe desenvolverse como todo un pícaro de ciudad (abrir cerraduras, cofres, etc.)
General: La pequeña casa en ruinas donde vive ahora cerca de Denerim es también la casa del felino que siempre va con ella. A excepción de cuando entre en una ciudad, que siempre lo deja campar a sus anchas por el bosque de los alrededores. Es un felino muy inteligente con lo que no se acerca a humanos ni a ciudades donde sabe que lo echarán a lanzas y espadas. Tampoco es territorial, con lo que, si hay un animal mas fuerte y grande que él no usara su fuerza bruta. Únicamente acompaña a Erienne en los viajes y expediciones largas, y la ayuda en algunos combates contra bandidos o a explorar el terreno.
Erienne Veanna- Mensajes : 13
Fecha de inscripción : 02/12/2010
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